Yuko Mohri nació en 1980 en la provincia de Kanagawa, Japón, y actualmente reside en Tokio. La artista es la creadora de varias instalaciones, las cuales permiten disfrutar de una experiencia sensorial de fuerzas intangibles e invisibles, como la fuerza magnética, la gravedad y la luz.
Sus exposiciones individuales en los últimos años incluyen SP. by yuko mohri (Ginza Sony Park, Tokio, 2020), Voluta (Camden Art Centre, Londres, 2018) y Mohri Yuko: Assume That There Is Friction and Resistance (Towada Art Center, Japón, 2018). También ha participado en exposiciones en Japón y en otros países, como la Glasgow International 2021 (Escocia), la Asia Pacific Triennial 2018 (Brisbane, Australia), la Biennale d’Art Contemporain de Lyon 2017 (Francia) y la Yokohama Triennale 2014 (Kanagawa, Japón), entre otras.
En 2015, fue a Estados Unidos como becaria de Asian Cultural Council (ACC). Ese mismo año, ganó el gran premio en “Nissan Art Award” y, en 2016, ganó el “Culture and Future Prize” en “Kanagawa Culture Award”. Al año siguiente, recibió el Premio de Mejor Artista Joven en el "67 ° Premio Ministro de Educación de Bellas Artes" del gobierno japonés. En 2018 fue elegida emisaria japonesa para el Programa de Intercambio Cultural para Asia del Este de la Agencia de Asuntos Culturales del gobierno japonés, y estuvo una temporada en China.
En la actualidad, Mohri imparte clases en el programa de Práctica Artística Global de la Escuela de Posgrado de Artes Visuales de la Universidad de Artes de Tokio. También es una de las artistas participantes en la 34ª Bienal de São Paulo (2021).
Está claro que Yuko Mohri se nutrió de influencias que traspasan las fronteras geográficas y temporales, como la de Marcel Duchamp (Francia, 1887-1968), creador del concepto de ready-made, quien en el siglo XX creó obras de arte a partir de la unión de objetos de uso cotidiano producidos a gran escala.
Además del gran artista, otro importante inspirador para Mohri fue el compositor Erik Satie (Francia, 1866-1925), quien creó el género "música de mobiliario" con el propósito de ocupar espacios sin hacer evidente el sonido. Este fue, quizás, un posible precursor del concepto de los “no lugares”, término utilizado por el antropólogo Marc Augé (França, 1935) para designar los espacios de paso, incapaces de tener identidad propia.
En el ámbito musical, John Cage (Estados Unidos, 1912-1992) también fue un pionero de la música aleatoria y del uso de instrumentos no convencionales, quien además estuvo varias veces en Japón y, fascinado por su cultura, creó canciones muy conocidas por el público japonés. En 1983, Cage compuso Ryoanji inspirado en su visita al jardín de piedra del templo Ryōan-ji de Kioto.
Con tantas fuentes de inspiración y sintonías internacionales, la inédita instalación expuesta en Japan House São Paulo, se compone de elementos de dos obras de Mohri con fuertes raíces japonesas: Parade (2011-) y Moré Moré (2015-).
Las delicadas, pero potentes instalaciones de la artista, presentan ideas en torno a la transitoriedad y la impermanencia, conceptos que están muy presentes en la cultura japonesa, creando ecosistemas que están conformados por esculturas cinéticas y sonoras que mantienen una relación de causa-efecto con su entorno.
Parade fue creada después una larga observación de Ofuna Flower Center, un jardín botánico de Kanagawa que Yuko Mohri visitaba, donde pudo darse cuenta del paso del tiempo y del incesante cambio observado de forma concreta: las semillas, las hojas y las flores se transforman con una dependencia inmediata del entorno que las circunda.
La aparente y valorada sencillez está respaldada por una sofisticada técnica: la instalación dispone de una máquina que la artista desarrolló con la ayuda de ingenieros (basada en un Arduino, una placa de prototipados electrónicos de código abierto). Las imágenes de un mantel se traducen en corrientes eléctricas que recorren varios cables, provocando reacciones inesperadas en los objetos repartidos en el espacio de la exposición.
Moré Moré es también en su esencia impermanente y transitoria. En ella Mohri provoca fugas y luego intenta detenerlas para así conseguir que el agua vuelva a circular por el sistema dañado. Su inspiración es fruto de una observación urbana a la que le siguieron los registros fotográficos que la artista realizó de las fugas de agua en el metro de Tokio en 2009. Los equipos de las estaciones afectadas emplearon varios tipos de recipientes, entre ellos botellas, baldes, paraguas y tuberías para contener el flujo, creando así esculturas involuntarias.
Parade, es una sinfonía de objetos cotidianos. Moré Moré, gestada gracias a la mirada atenta de los "no lugares" de la definición de Augé. Ambas se refieren a las apropiaciones de la artista respecto de lo que hay a su alrededor, evocando distintos flujos y ritmos.
Como un tributo a la composición Aguas de marzo, de Tom Jobim, Parade – um pingo pingando, uma conta, um conto (una gota goteando, una cuenta, un cuento) es una relectura que hace la artista de su propia obra, una versión tropicalizada hecha a partir de la relación que ella establece entre los objetos de su instalación y la letra de la famosa canción brasileña.
Desentrañando una secuencia de objetos del día a día en un collage poético, Mohri hace visible el término you no bi, del filósofo japonés Sōetsu Yanagi (Japón, 1889-1961), que resignifica objetos y utensilios comunes exaltando la belleza en lo ordinario y la percepción del valor de la sencillez.
Las instalaciones de Yuko Mohri investigan la gravedad, el magnetismo y la luz como factores de una presencia perceptible en los espacios. La artista evoca ideas de energía y de fuerza intangibles. Provoca curiosidad y asombro, con los objetos separados de sus funciones primarias y cosidos en una red poética, realzados en este collage espacial.
Su delicado equilibrio explora y desafía lo incontrolable.
Natasha Barzaghi Geenen
Directora Cultural y curadora de la exposición
En febrero de 2020, realicé una visita técnica a Japan House São Paulo. Era mi primer viaje a Brasil, y me encontré con un clima exactamente opuesto al del invierno japonés. La ciudad estaba colmada de una intensa energía debido a los preparativos del carnaval y, mientras paseaba por las calles de São Paulo con mi vaso de jugo de caña de azúcar en la mano, me impresionó la maraña de cables que se extendían a través de los postes. En este maravilloso ambiente, me preguntaba con gran expectativa, qué tipo de instalación site specific podría crear en este fantástico entorno.
Sin embargo, como ya saben, poco después de mi regreso a Japón, la pandemia del coronavirus se propagó por todo el mundo. De modo que la exposición se aplazó un año y, desafortunadamente, todavía continúo sin poder ir a Brasil.
Usualmente, creo mis obras a través de la combinación de objetos de uso cotidiano con fenómenos de la naturaleza, como la luz y el viento. El conjunto de objetos que se conectan con estos fenómenos y la canción Aguas de marzo, de Antonio Carlos Jobim, que nos hace sentir la nostalgia del fin del verano, llegaron a la frontera de la "poesía de los seres y las cosas" que busqué plasmar con esta obra. El título de esta exposición lo he tomado prestado de la letra de esa canción que tanto me gusta.
Yuko Mohri